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Antonio Chaves felicita a su hermano Manuel. | C. Márquez
Parece que la familia Chaves, tienen una buena telaraña de tráfico de influencias en andalucia.
El caso Climo Cubierta, que afectaba a dos hermanos del vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, y que fue archivado por la Justicia, puede sufrir un giro inesperado que acabe reabriendo en la esfera política o incluso en la judicial aquel viejo escándalo de nepotismo.
Hace casi tres años, se exculpó al ahora ex director general de Tecnología e Infraestructuras Deportivas de la Junta de Andalucía, Leonardo Chaves, de haber incumplido la Ley andaluza de Incompatibilidades de Altos Cargos pese a no inhibirse en la adjudicación a dedo de un contrato a favor de la empresa Climo Cubierta, en la que trabajaba como asesor el primogénito de los Chaves (Antonio José).
La norma que habría violado Leonardo es la misma que Manuel Chaves pudo vulnerar al aprobar en el Consejo de Gobierno del pasado 20 de enero la ratificación del incentivo a Minas de Aguas Teñidas (Matsa), la sociedad en la que está apoderada su hija. En concreto, el artículo 7 de la Ley 3/2005, que obliga a todos los altos cargos andaluces a «inhibirse del conocimiento de cualquier asunto en cuyo despacho hubiera intervenido o que interese a empresas en cuya dirección, asesoramiento o administración hubiese tenido alguna parte cualquier persona de su familia dentro del segundo grado civil».
Leonardo Chaves se salvó porque Antonio se desapoderó once días antes de ser él alto cargo
Tras el verano de 2006, tanto la Junta como la Fiscalía dieron carpetazo a la polémica aduciendo que el mayor de los hermanos del ministro de Cooperación Territorial no era ni accionista ni apoderado de Climo Cubierta cuando se anunció, tramitó y adjudicó el contrato (en 2005). Para entonces, Antonio José Chaves había quedado disminuido a la categoría de mero asesor externo de la sociedad al haberse desprendido de sus títulos y habérsele retirado todos sus poderes el 7 de mayo de 2004, tan sólo 11 días antes de que en el BOJA se publicara el nombramiento de Leonardo Chaves como director general de Infraestructuras Deportivas.
Sin embargo, EL MUNDO ha tenido acceso a un documento que demuestra que en realidad el mayor de los hermanos Chaves no dejó de ejercer como apoderado de Climo Cubierta en mayo de 2004, y que durante 2005 mantuvo de facto responsabilidades de dirección y administración en la sociedad, lo que abonaría la tesis de que su condición de asesor externo de Climo Cubierta que simplemente realizaba «trabajos técnicos puntuales» -según declaró la compañía- no era más que una pantalla jurídica para poder seguir facturando sin ningún inconveniente legal a través de la dirección general que ocupaba ya su hermano Leonardo en la Consejería de Turismo, Comercio y Deportes.
En concreto, este diario dispone de un fax remitido a Climo Cubierta el 17 de junio de 2005 desde el Ayuntamiento murciano de Ceutí (que presidía por entonces el ahora senador del PSOE Manuel Hurtado) por el que se notifica a Antonio «Chavez» [sic] un acuerdo adoptado el día anterior conforme al cual se adjudicaba a la empresa la ejecución de la obra del pabellón deportivo y la piscina cubierta climatizada por un precio de 2.664.349,42 euros, emplazándole a presentar en 15 días la garantía definitiva y a comparecer en el plazo de un mes para formalizar el contrato.
Dicho con otras palabras: 13 meses después de haber dejado de ser codueño de Climo Cubierta y apoderado de la empresa, Antonio José Chaves seguía recibiendo personalmente comunicaciones institucionales de confirmación de concesión de obra a favor de la sociedad citada, una atribución que desde luego excede claramente a la de un simple asesor externo de cualquier compañía.
Le notificaban contratos cuando sólo hacía, según la firma, «trabajos técnicos»
Todo el expediente administrativo, además, se pone en marcha con un convenio (entre el Ayuntamiento de Ceutí y la comunidad autónoma murciana) rubricado en septiembre de 2004, así que el anuncio de la licitación de obras no se publicó en el Boletín Oficial de la Región de Murcia hasta marzo de 2005. Por lo tanto, no se puede alegar un error del Consistorio al dirigir su comunicación final a un supuesto apoderado que habría dejado de serlo en mitad del procedimiento: Antonio Chaves dejó formalmente la dirección de la empresa diez meses antes de concursar Climo Cubierta por la obra.
El mayor de los Chaves presentó en su día una querella por injurias y calumnias contra EL MUNDO que fue arhivada en todas las instancia porque, según reiteraron los tribunales, las noticias sobre el caso Climo Cubierta eran «veraces, relevantes y proporcionales».
El Gobierno andaluz, que a través del ahora secretario de Estado de Cooperación Territorial y ex consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, vaticinó sobre el caso Climo Cubierta que «tanto a los autores como a los cómplices de este montaje sólo les quedará el descrédito y la vergüenza porque en democracia la verdad se abre paso», se negó a valorar las sentencias absolutorias a favor de este diario alegando que era «un asunto entre particulares».
Fuente
En cataluña no se si existe la tela de araña de los enchufados, seguro que también los hay, ¿quizás por alguna embajada catalana en el extranjero?
Lo que si hay es un desfase entre funcionarios y empresarios, incluídos los autónomos. Las decompensaciones no son buenas, ni en el trabajo, ni en los gobiernos ni en la salud.
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lunes, 15 de junio de 2009
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