viernes, 30 de octubre de 2009

Otra amenaza para la banca en 2010: el estallido de la burbuja de la deuda pública

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Pues buena noticia para Zapatero y su gobierno, no dejan de crecerle los enanos.

Por si el próximo año no se presentara ya bastante peligroso para la banca, surge una nueva amenaza en el horizonte: las pérdidas que pueden sufrir las entidades en sus enormes carteras de deuda pública en cuanto el mercado empiece a anticipar una subida de tipos. Unas pérdidas que se sumarán a las provocadas por la segunda -y más grande- oleada de morosidad, a una caída en picado de los márgenes, a unos balances repletos de activos inmobiliarios sobrevalorados y a un aumento de las exigencias de capital. Además, bancos y cajas incrementarán su exposición de los bonos del Tesoro en los próximos meses, con lo que el riesgo seguirá creciendo.

Aunque las grandes entidades lo niegan públicamente, lo cierto es que el sector se ha dedicado con fruición al llamado carry trade, que consiste en tomar prestado dinero al 1% en el BCE (aprovechando la barra libre de liquidez) para invertirlo en deuda pública, que renta entre el 3,5% y el 4%, con lo que las entidades ganan la diferencia. Así, el 50% del aumento del saldo vivo de la deuda del Estado en 2009 ha sido adquirido por bancos y cajas.

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El enigma del ‘caso Pretoria’ llega tras 72 horas a manos de Garzón

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El caso Pretoria ha tomado el relevo, hasta nueva orden, al caso Millet. Tanto ultrasecreto ha impuesto el juez de la Audiencia Nacional a este presunto escándalo que combina corrupción urbanística y grandes sumas de dinero en paraísos fiscales que, llegado hoy el día D, el hecho de que uno de los detenidos creyera que Prenafeta era un exdirigente de CDC ya fallecido es tal vez más que una anécdota. ¿Por qué? Porque tanto ultrasecreto ha impedido hasta ahora establecer con precisión cuál es el eslabón de la cadena que une la presunta trama corrupta de Santa Coloma de Gramenet (el alcalde, Bartomeu Muñoz, su concejal de Urbanismo, Manuel Dobarco, y el hombre fuerte de la alcaldía, Pascual Vela) con la vieja guardia del pujolismo de los años 80 y un pellizco de los 90 (Alavedra y Prenafeta).

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