jueves, 26 de noviembre de 2009

Las sicav empiezan a emigrar a Luxemburgo por los cambios regulatorios y la mala imagen

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Los propietarios de sicav (el vehículo de inversión preferido de las grandes fortunas) empiezan a hartarse de la "persecución" que están sufriendo en nuestro país. Hasta tal punto llega el hartazgo, que varios han iniciado ya los trámites para llevarse sus sociedades a Luxemburgo en busca de un clima más cálido con la inversión que el de nuestro país, según confirman fuentes de varios bufetes especializados. Y añaden que no se trata sólo del temor a un endurecimiento de la fiscalidad (que no está descartado), sino de la mala imagen que se les está colgando por el mero hecho de tener una sicav.

Según las fuentes citadas, aunque llevarse la sicav a Luxemburgo tiene unos costes, éstos compensan con creces un posible aumento de la tributación. Además, el movimiento acaba con los grandes inconvenientes y exigencias de la ley española, en especial la necesidad de tener 100 partícipes aunque sean ficticios y la obligación de figurar en los registros públicos de la CNMV. Además, recientemente el Estado español ha dejado de considerar al Gran Ducado como paraíso fiscal al comprometerse su Gobierno a suministrar a la Hacienda española toda la información sobre el patrimonio que mantengan allí los inversores españoles.

Respecto al cambio de la fiscalidad, el Gobierno de Zapatero lo ha desechado en principio porque no necesita los votos de los partidos de izquierda para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. Pero si al final le falla alguno de sus aliados (PNV y Coalición Canaria) y necesita los votos de IU-IC y ERC, no se descarta que a cambio acceda a su demanda de meter mano a las sicav.

Esto se haría, según las fuentes consultadas, mediante una norma que limite la concentración del accionariado para ser consideradas instituciones de inversión colectiva (IIC): es decir, que una sola persona no pueda tener más de un porcentaje en el capital de la sicav. En ese caso -que es el de la inmensa mayoría de las sicavs, controladas por una persona o grupo familiar-, tendrían que tributar como cualquier otra sociedad, por el 30% de los beneficios.

"Hay mucho miedo entre los inversores a que al final cambien la fiscalidad, no las tienen todas consigo y están pidiendo a las gestoras y los despachos que busquen fórmulas para protegerse de esta amenaza", opina un experto fiscalista. Pero no se trata sólo de los impuestos. "Hay mucho hartazgo con la mala imagen que se está dando de este producto, parece que tener una sicav es ser un delincuente, cuando la mayoría han acumulado ese patrimonio en toda una vida de trabajo y de dedicación a su negocio", añade otro especialista.

La polémica que siempre vuelve

En los últimos meses se ha vivido una nueva escalada de la eterna polémica sobre si la tributación de las sicav es justa (e inevitable en un mundo globalizado) o si es una situación de privilegio de los grandes patrimonios que supone un agravio para el resto de los inversores. Una polémica instigada desde sectores como los inspectores de Hacienda o los partidos de izquierda, y respondida por las gestoras y por los grandes bufetes.

Es de todos conocido -empezando por la CNMV- que la inmensa mayoría de las sicav se encuentran en flagrante fraude de ley porque utilizan los conocidos 'mariachis' (hombres de paja) para alcanzar el mínimo legal de 100 partícipes. Pero también es cierto que este asunto se presta a una gran demagogia y a ese populismo de ricos frente a pobres al que tan aficionados somos en España, y que hay argumentos para defender su actual estatus: escaso impacto recaudatorio de un cambio fiscal, fuga de capitales hacia otros territorios con el consiguiente impacto en términos de empleo, y que el tratamiento de las sicav es similar al de los fondos de inversión. Ayer mismo, S.McCoy aportaba en Cotizalia una propuesta para resolver definitivamente este problema.

La figura de la 'redomiciliación'

Estos ataques han terminado por calar en los propietarios de las sicav, y algunos han empezado los trámites para llevárselas a Luxemburgo. De momento, no son muchas, pero las fuentes citadas aseguran que detrás vendrán muchas más cuando vean que no es tan complicado y que los costes no son excesivos. Obviamente, si al final se cambia la tributación, el movimiento se aceleraría.

La fórmula que están siguiendo los despachos es 'redomiciliar' las sicavs en Luxemburgo, porque constituir una sicav nueva en aquel país implica liquidar la española y pagar impuestos (las sicav sólo pagan cuando el propietario vende las acciones de la sociedad). La 'redomiciliación' de sociedades en otros países comunitarios es una figura aprobada en la Ley de Reformas Estructurales de julio de 2009, según explica Luis Bravo, socio de Cuatrecasas. Para ello, la sicav pierde la consideración de inversión colectiva en España, una vez que es una sociedad normal cambia el domicilio a Luxemburgo y allí recobra la consideración de IIC.

Las sicav en ese país no piden ningún número de partícipes y tributan por el 0,3% del patrimonio (en España pagan un 1% de Impuesto de Sociedades sobre los beneficios).

FUENTE

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